segunda-feira, 29 de dezembro de 2014

Espanha reacende guerra pelas Selvagens em proposta de extensão da plataforma continental. Perejil renace en el Atlántico / Conquistadores por un día. / EL PAÍS.

País de Mansos …
Os “passarinhos” somos nós Sr. Presidente .
OVOODOCORVO
Espanha reacende guerra pelas Selvagens em proposta de extensão da plataforma continental
ANA PIMENTEL / 30-12-2014 / OBSERVADOR

Espanha entregou à ONU uma proposta para alargar a plataforma continental e incluiu as ilhas Selvagens. Ministério dos Negócios Estrangeiros diz que a sobreposição deve ser negociada bilateralmente.

O Governo espanhol apresentou a 17 de dezembro, junto da Organização das Nações Unidas (ONU), uma proposta para aumentar os limites da sua plataforma continental a Oeste das Ilhas Canárias e assume o mar das Ilhas Selvagens como seu, avança o El País. Espanha reclama, assim, 296.500 quilómetros quadrados do Oceano Atlântico, que equivale a todo o território emerso de Itália.

A guerra sobre o território marítimo das Selvagens não é nova. A 5 de julho de 2013, a Espanha já tinha afirmado na ONU que não aceitava que as ilhas, que se situam a cerca de 301 quilómetros da Madeira, segundo a Estrutura de Missão para a Extensão da Plataforma Continental, fizessem parte da zona económica exclusiva (ZEE) portuguesa. O país vizinho justifica que as Selvagens não podem ser consideradas ilhas, mas rochedos, o que reduz a ZEE de Portugal. O diário espanhol avança que “os dois Estados devem entender-se neste caso”.

A proposta de extensão da plataforma continental portuguesa além das 200 milhas foi entregue na ONU em 2009. Caso seja aprovada, a plataforma de Portugal terá uma área superior a dois milhões de quilómetros quadrados.

Depois de Espanha ter reclamado o território das Selvagens em julho do ano passado, Portugal respondeu com uma nota verbal. Em setembro de 2013, o presidente da República, Aníbal Cavaco Silva, visitou as Selvagens naquela que foi uma manifestação da soberania portuguesa sobre o território.

No centro da guerra entre Portugal e Espanha está a classificação do território. Se, para Portugal, as Selvagens são ilhas, para Espanha, são rochedos, o que impede Portugal de alargar a sua ZEE para as 350 milhas, naquela região.

Contactado pelo Observador, o Ministério dos Negócios Estrangeiros explicou que Portugal tinha conhecimento que a Proposta de Extensão da Plataforma Continental de Espanha a Oeste das Canárias seria entregue até final de 2014, “havendo contactos permanentes ao nível dos grupos técnicos dos dois países” e esclareceu que a delimitação de fronteiras marítimas entre os Estados é “um processo negocial autónomo e bilateral”.

“A sobreposição de área existente nas duas propostas não tem qualquer consequência para a extensão da plataforma continental para além das 200 milhas marítimas de ambos os países, devendo ser objeto de uma posterior negociação em sede de delimitação de fronteiras marítimas”, acrescentou.



Perejil renace en el Atlántico
Una visita del presidente luso y un cruce de cartas en la ONU avivan la polémica por las aguas territoriales de las islas Salvajes


Nadie sabe qué hay bajo los 4.000 metros de profundidad, se sospecha que puede haber yacimientos de metales

A 160 kilómetros al norte de Canarias y a 280 al sur de Madeira duermen, en medio del océano Atlántico, las diminutas y desconocidas islas Salvajes, un territorio portugués habitado exclusivamente por vigilantes medioambientales, insectos, moluscos y lagartijas, y que es origen de una vieja, intermitente y recurrente polémica con España. Fruto de algunas carambolas diplomáticas, el conflicto se ha agudizado en las últimas semanas.

Las islas, compuestas de tres islotes (isla Salvaje Grande, Salvaje Pequeña y Fora), de 2,7 kilómetros cuadrados entre las tres, languidecían balanceadas por el océano, con sus rutinarios cambios de guardia cada tres semanas, con su faro y su refugio de diez habitaciones. También con sus 50 especies endémicas, su impresionante colonia de pardelas (ave marina parecida a la gaviota de la que en tiempos se explotó su carne para el consumo y sus plumas para hacer colchones), su paisaje único compuesto de acantilados y extensiones forradas de matorrales. Pero a finales de junio, el presidente de la República, el conservador Aníbal Cavaco Silva, anunció que iba a dormir allí. Su intención se hizo real a mediados de julio. No era la primera vez que un jefe del Estado portugués viajaba a las Salvajes (el primero que lo hizo fue el socialista Mário Soares), pero sí el primero, desde que el marino Diogo Gomes las descubriera en 1438, que pernoctaba allí, lo que, como se verá, no deja de tener su delicado encaje internacional.

Pocos días después de que Cavaco Silva anunciase su intención de pasar la noche en Salvaje Grande, la Embajada española ante las Naciones Unidas remitía un escrito en el que, sin aludir a la visita, se limitaba a recordar que desde siempre España reconoce a las Salvajes “como rocas con derecho solo a mar territorial”.

España no cuestiona la soberanía de las islas, indiscutiblemente portuguesa, pero sí la franja de mar que el Estado luso quiere alrededor de ellas. Los tratados internacionales estipulan que cualquier pedazo de tierra da derecho al Estado a gestionar como le plazca las primeras 12 millas de mar que lo rodean. Si además este territorio tiene población fija y actividad económica, también tiene derecho a explotar (con pesca o con la extracción de los recursos minerales) las 188 millas siguientes. Son las 200 millas marítimas conocidas como la Zona Económica Exclusiva (ZEE). Cuando entre dos países no hay mar suficiente para dos ZEE, la frontera marítima debe trazarse sobre la línea equidistante. Así, dilucidar si las islas Salvajes son territorios habitados o simples rocas sin vida humana no es solo una cuestión geográfica o semántica. Portugal sostiene lo primero, y para demostrarlo apela a los vigilantes que la custodian de manera permanente, a que existió hasta finales de los años sesenta una actividad económica basada en la caza y comercio de las aves marinas. Y añade que todo esto se abandonó debido a que en 1971 las islas fueron declaradas parque nacional. Además hay un buzón de correos, y desde julio existe el precedente de un presidente que ha dormido allí. Y nadie duerme en un lugar deshabitado.

Si Portugal tiene razón, las 200 millas que se extienden al sur de las Salvajes llegan a las Canarias, con lo que la frontera marítima entre los dos Estados quedará en una línea más o menos a 40 millas de los dos archipiélagos. Si es España la que acierta, la explotación del mar que rodea las islas Salvajes se circunscribirá a las 12 millas preceptivas, dejando el resto en manos hispanas.

Por ahora no hay riquezas descubiertas. La pesca existe, pero no hay un caladero relevante excepto el del atún. Con todo, se producen, según Portugal, incursiones ilegales de pesqueros canarios. Nadie conoce lo que puede haber bajo los más de 4.000 metros de profundidad que aquí tiene el Atlántico. La incógnita gravita sobre la existencia de posibles yacimientos ricos en manganeso, cobre, níquel, cobalto u otros metales.

Diário de Notícias destapó hace dos semanas la existencia de la carta española remitida a la ONU. El Ministerio de Asuntos Exteriores portugués respondió al español también por carta. En un tono comedido, obvió la cuestión primordial de la naturaleza habitada o inhabitada de las islas para deslizar, al final del texto, que “si bien no existen disputas no resueltas con España, hay un desacuerdo en torno a las fronteras marítimas”.
Los dos Gobiernos, a pesar del cruce de cartas, insisten en descafeinar el asunto. El miércoles, en una rueda de prensa conjunta en Madrid, tanto el titular español, José Manuel García-Margallo, como el portugués, Rui Manchete, coincidieron en señalar que el tema se había “sobredimensionado”, que no era “grave” y que los dos Estados se plegarán a la decisión que tomen “los órganos competentes internacionales”.

Mientras, el único habitante que no es guarda forestal de las islas Salvajes, el médico y ornitólogo Francis Zino, trata de huir de la polémica. Es propietario de una casa, edificada en los años sesenta. El Gobierno le dio permiso para hacerlo a su padre, también ornitólogo, por la defensa enconada que hizo de las aves marinas contra los cazadores. Zino conoce toda la historia animal de ese territorio remoto y cuenta, por ejemplo, cómo se pobló hasta lo intolerable de descendientes de los conejos, ratones y cabras que llegaron con los primeros barcos de exploradores lusos, hace muchos siglos. Y cómo, con paciencia, han logrado exterminarlos y devolver a las islas su fauna original. “Voy allá a menudo”, explica por teléfono desde Funchal (Madeira). “Voy con mi mujer, con amigos científicos. Y hasta pago el IBI al Ayuntamiento de Funchal. Paso cinco semanas al año allí. Que se entiendan los políticos como quieran, pero yo le digo que eso es una isla habitada. Yo soy la prueba”.


Conquistadores por un día
Dos independentistas canarios ‘ocupan’ la isla portuguesa Pequeña Salvaje para protestar por las prospecciones petrolíferas en su mar


La Policía Marítima portuguesa ha actuado con celeridad para atajar la última erupción nacional-independentista surgida en el mundo. El martes dos miembros del movimiento Alternativa Nacionalista Canaria tomaron la isla Salvaje Pequeña, en el archipiélago de Madeira, y desplegaron la bandera de la comunidad. Todo esto se supo porque su organización emitió un comunicado, pues de lo contrario hubieran tardado en llegar las noticias de que estaba cambiando el mapa geopolítico mundial.

La conquista terminó bruscamente el miércoles un día después. Una patrulla de la Policía Marítima de Portugal se desplazó hasta donde estaban los activistas, los identificó -era fácil, eran los únicos civiles que allí pacían- y los transportó a la Capitanía de Madeira, como se merecían estos últimos conquistadores, en un navío de la Marina.

La Autoridad Marítima de Funchal informó de que los dos ciudadanos canarios violaron la legislación regional que regulan las visitas a la Reserva Natural. O sea, que no tenían entrada.

De acuerdo con las normas del Parque Natural, está prohibido el acceso de personas al área natural si no cuentan con la autorización del Gobierno regional, que solo los concede para el estudio de la fauna, para solucionar problemas técnicos -arreglar el buzón de correos- o en estado de necesidad. Los dos canarios podrán argüir en el proceso que sí, que su ocupación respondía a un estado de necesidad: no quieren que les pinchen el fondo del mar los chicos de Repsol.

El traslado para unos, es la “desaparición” para otros. La Alternativa Nacionalista Canaria (ANC) ha dado como “desaparecidos a los activistas que ocuparon las Islas Salvajes para denunciar internacionalmente la alianza de España con Repsol contra las Canarias”.

¿Y en todo esto qué tiene que ver Portugal?. Pues que las islas Salvajes se encuentran más cerca de España que de Portugal en sentido imperialista. Es decir, a 90 millas del archipiélago canario y a 150 del archipiélago de Madeira, patria, por otro lado, de Cristiano Ronaldo.

La ANC -que nació para reivindicar la independencia de Canarias- niega la ocupación con afanes conquistadores. “En ningún momento hicimos reivindicación alguna de la soberanía de las Salvajes para España”, ha declarado su portavoz Pedro González. “Si fuésemos un país independiente, no permitiríamos a ninguna petrolífera actuar dentro de nuestro dominio marítimo”.

Pero tampoco es que España reivindique las islas. El conflicto diplomático entre España y Portugal, que lo hay, se refiere a un detalle aparentemente nimio, pero fundamental en el derecho marítimo internacional: las millas de explotación marítima en exclusiva

La reclamación se mantiene viva en los tribunales internacionales y de vez en cuando la avivan sus políticos. El pasado año, allí que se fue un 18 de julio el presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva. Desembarcó en una zodiac y pasó una noche en la isla Grande con el fin de reafirmar la soberanía y, sobre todo, que la isla estaba habitada y tenía actividad económica, al menos por una noche.

El Gobierno español reclama desde 2009 que Portugal no tiene derecho a extender en las islas la Zona Exclusiva de Explotación hasta las 200 millas como reclama ante la ONU. España considera que las Salvajes son unas rocas deshabitadas y no unas islas, así que no pueden extender su ZEE de 12 millas a las 200.

El martes la Marina portuguesa se ponía en alerta: "Una unidad naval atribuido al comando de la Zona Marítima de Madeira ya está preparándose para salir y para ir al lugar y verificar lo que está pasando y preparar la seguridad que fuera necesaria", afirmaba Félix Marques de la Capitanía de Funchal. El navío portugués tardaría 10 horas en llegar hasta la isla Pequeña, “y probablemente cuando lleguemos los españoles (sic) ya se habrán ido”. Hay que comprender que en aquellos primeros instantes de la invasión había noticias confusas:Varia inexactitudes: los conquistadores no eran españoles que eran canarios, y de allí no se movieron. La capitanía sabrá de guerra pero de marketing de media, ni idea.

El desconcierto fue tan grande en Capitanía que en un primer momento pensaron que los dos españoles habían izado una bandera española y otra “local”. Y que la ofensiva española había utilizado una fuerza de cinco elementos, aunque solo dos de ellos pisaron tierra. Los dos vigilantes de la flora y fauna del Parque Natural dieron la alerta del avistamiento de seres extraños que nada tenían que ver con los pajarillos del lugar.

El portavoz de ANC, Pedro González, ha advertido que en el caso de que Canarias sea independiente habrá que hablar con Portugal para trazar una línea con Madeira, lo que colocaría a las Salvajes, efectivamente, en propiedad de Canarias.


Las islas Salvajes están habitadas habitualmente por cinco personas, tres vigilantes del Parque en la Grande y dos más en la Pequeña. Ese detalle, más un buzón de correos, son las pruebas presentadas por Portugal ante la ONU para reivindicar que las Salvajes son islas habitadas, pues si no fuera así, porqué iba a haber un buzón para echar y recibir cartas. España dice que eso no es habitar y la ANC advierte que habitadas o no habitadas, las Salvajes serán suyas.

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